Soy ambicioso, quiero tres hiladas
Si, soy ambicioso, quiero tres hiladas de ladrillos de las que hizo el que estuvo antes que yo. Quiero arrancar con la cuarta hilada, no con la primera, por destruir completamente, lo que mal o bien, haya construido mi antecesor, por el solo hecho de que no la hice yo.
Tanta ambición tengo, que espero haberlo ayudado para que esas tres hiladas saliesen mas o menos derechas, porque desde otra perspectiva, desde otra posición, pude marcarle variaciones posibles, las hayamos discutido y las hayamos consensuado para que así sirviesen para el futuro.
Ya que estoy ambicioso, ¿saben qué quisiera?, que si cambiáramos de roles, preparar la mezcla, conseguir más ladrillos, poner el lomo y juntos, si juntos, con sus observaciones, sus avisos y nuestras discusiones pudiéramos armar, en algún momento, un andamio para hacer la decimo quinta, la vigésima, la cuadragésima hilada y que lo que construyamos sea alto, sea firme, aunque para llegar a armar esa hilada, hayamos cambiado de roles algunas veces, pero con un mismo destino común, beneficioso para todos. Dándonos la mano en el relevo para poder subir al andamio y seguir con la tarea que a todos nos beneficiará.
No quiero seguir sintiéndome habitante de la Torre de Babel, donde nadie se entiende.
No quiero ver más demoliciones de tabula rasa, quiero ver adaptación al escenario, amor al prójimo y disminución de las ambiciones personales por la búsqueda y la acción en beneficio del bien común, trabajando juntos, sin falsos conflictos.
Tan ambicioso soy que creo que puede ser posible.
Está bien, no digan nada, sigo leyendo mi libro de cabecera: Utopía de Santo Tomás Moro.
jueves, 11 de marzo de 2010
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