sábado, 19 de junio de 2010

LLegada

"Las promesas se cumplen", dijo el invierno, mientras el otoño se despedía dejándole la casa a su gusto, ya ambientada con una fría y nubosa mañana de viento en Buenos Aires. "Si él va a estar los próximos tres meses, ¿por qué no dejarle todo en sintonía? ¿Qué mejor recepción puedo darle?"
El invierno, agradecido con el otoño, pensó que un frío y cristalino cielo sería un buen inicio y puso manos a la obra.

Erguido, el Señor Invierno oteó el horizonte para ver quienes de sus colaboradores estaba presto a ayudarlo.
Así fue, que vió a sus nubes grises alejándose hacia el Noreste, anunciando su arribo. Más hacia el sudoeste se advertía la presencia de un solícito frente frío que empujado por el también frío y seco viento, anunciaba su franca estadía con nubes blancas y algunas grises, para que los matices nos deslumbraran a los pobres mortales.
Obviemos la lluvia que para un arribo a la zona, no genera simpatías.
De ese modo, nuevamente los hombres encargados de interpretar signos y gestos de alguna de las cuatro estaciones, fallaron en su pronóstico.


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