Gases...
Estábamos en 2do
año, y los exámenes bimestrales terminaban un jueves (1980). Listo, viernes
gran asado gran, que era mas o menos habitual los miércoles que nos fugábamos o
faltábamos directamente porque no queríamos hacer orden cerrado con Galleta y
Morcilla. No va que el lunes nos avisan que el viernes embarcábamos en el
Brizuela. Destino final: Formosa para desfilar por el Día de la Armada. Allá
fuimos. Me tocó en el sollado con la crema de la 2da división. Unos grandes,
eramos como 11 en el sollado. Un día viene alguno de los buitres de mis
compañeros y comenta, "recién vi sacar de la conservadora, porque no era
heladera, unos pedazos de carne verde que se pusieron a cepillar en la pileta y
después los vi en la olla". Gracias, por la data. LLegado que hubo la
hora del almuerzo, nos servían en esas bandejas de acero inoxidable el morfi y,
diligentemente, los pedazos de carne volaban hacia las procelosas aguas del río
Paraná. Todos, salvo uno: el gordo García Escardó. No creo que sea ninguna
sorpresa que el gordo se agarró una descompostura de padre y señor mío. Terminó
en cama en el ventilado sollado. Nos vamos a dormir y en un momento de la noche
me despierto, parte por la luz, parte por el ruido y parte por un olor
nauseabundo, mientras dos compañeros de sollado me miraban gozosos al ver que
me despertaba, gritando "Está vivo, está vivo". Mi cucheta estaba a
sota culo de la del gordo, el gordo hizo gala de toda su efervescencia
intestinal despertando paulatinamente a los otros habitantes del infame habitáculo,
que, por estar debajo de la línea de flotación era imposible de ventilar. Esa
manifestación, increíblemente gaseosa habría que haberla sacado con un bobcat
con pala mecánica. El gordo con las patas abiertas, ventilándose los genitales,
las manos detrás de la nuca se reía despacito: jijiji, mientras nosotros nos
turnábamos para sacar la cabeza por la escalera de acceso a cubierta.
Dónde
empieza el mapa … y se termina la carta…
Los viajes en el Brizuela estaban
plagados de "emociones". La emoción de saber que ibas a embarcarte
como una rata, que ibas a hacer guardia en la máquina o en el puente, si a eso
se le podía llamar puente. LLamados a ser oficiales mercantes, a navegar la Mar,
el hecho que los dos buques escuela fuesen fluviales, da una pauta de la
coherencia generalizada de la ENN. Soy lo suficientemente antiguo para haber
viajado solo en el Brizuela. No tuve la oportunidad, juntos con unos cuantos
lectores de este grupo, de pisar la cubiertadel "Piloto Alsina". El
Capitán Brizuela, nacido como Iris en la flota de Mihanovich fue construido
para hacer la carrera entre Corrientes y Posadas en la primera mitad del siglo
XX. Nunca supe como fue que cayó en las manos de nuestra benemérita
institución. Debido a su destino inicial, el Iris / Capitán Brizuela, calaba
escasamente 90cm con una, proporcionalmente, abundante obra muerta. Ergo su
comportamiento en ciertas condiciones de viento y corriente tenía las
características de un caballito de desfile, duro de boca, esos que tienen la
costumbre de avanzar de costado más que de punta.
Su eterno comandante era el Capitán
Sulín, una excelente persona pero que en algunos momentos, yo creo que de
aburrido parecía que se olvidaba de dichas características.
Fue así que en ese bendito
viaje a Formosa tuvimos una de esas emocionantes maniobras de atraque al muelle
de Paraná, de bajada es decir regresando hacia Buenos Aires a favor de la
corriente del caudaloso río Paraná. Otro detalle importante de este buque era
que el puente estaba a escasos 4 o 5 mts de la proa y de ahí para atrás, el
resto del buque.
Henos aquí emprendiendo ya más de la
mitad del regreso a casa que nos dirigíamos a Paranáa hacer noche. En esa
maniobra me tocó afortunadamente, estar en proa. No va que Don Sulín, le apunta
como veníamos, aguasabajo, al muelle, cuando ya bastante cerca de la orilla,
reflexiona y dice"Huy hay que poner la proa aguas arriba. Esto lo sé
porque en proa se podía hacer con las órdenes susurradas en el puente que igual
se escuchaba de lo cerca que estaba uno de otra. Es así que le da la orden a su
timonel de maniobra, el "Suscrito" Reyna: Todo a estribor. Sin dar
otra orden, no recuerdo si se podía poner un motor toda adelante y el otro toda
atrás sin que hubiésemos necesitados a Amadeo Carrizo, Hugo Orlando Gatti y el
finadito Roma para juntar en el aire las piezas del motor solicitado de toda
adelante a toda atrás como hubiese facilitado dicha maniobra. Eran en esos
momentos en que al Brizuela le surgía toda la estirpe equina de caballito de
desfile: era absolutamente ingobernable y patinabas por los amarronadas
aguas del Paraná sin saber a donde carajo íbamos a parar. Apoyado sobre la
barandilla de babor mirando hacia la popa, veo una montonera por el pasillo que
huía literalmente de la popa hacia nosotros. Mientras tanto observo que nuestra
popa prácticamente afeitaba la proa de una chata correctamente amarrada a
muelle. Mientras un pescador, desde muelle gritó admirado: "De pedo nomás
pasaron". Mientras tanto nuestro querido Comandante seguía mirando
impávido la proa hasta que al rato, ya regresados los fugitivos a su puesto de
maniobra, pregunta: "Ah, ¿y la popa?" Libre, señor. Se le contestó
suavemente desde la proa.
Avivando giles
En ese bendito viaje, una noche
antes de llegar a Formosa, si mal no recuerdo, nos fondeamos frente a una
población paraguaya que por bien de mi memoria no recuerdo el nombre. Al Sr.
Jefe de Máquinas, Don Carlos Rizzo enterandosé que un grupo de tropa de élite
conocido con el nombre de "Los lagartos", mientras practicaba
infructuosamente con una espada los saludos correspondientes, que en realidad
no le correspondían porque los mercantones no usamos espada porque no tenemos
comando, se le ocurrió que el gallardo Brizuela podría ser un objetivo a tomar
por dicho grupo para el cumplimiento de sus objetivos de la maniobra. Como
siempre el hilo se corta por lo más delgado, este buen hombre organizó guardia
armada durante toda la noche con por lo menos 4 puestos si no más, supongo que
la cantidad de puestos era estricta función de los fusiles Garand Beretta de
dotación del buque.
Hete aquí que después de armar
semejante bardo de "seguridad", no tuvo mejor idea que acoplarse a
una expedición en la lancha de servicio del Brizuela, vestidos de uniforme a la
población paraguaya. Entiendo que atraídos por el canto de las "sirenas"
paraguayas a fuerza de chamamés y sapucays de neto origen guaraní. Creo que
Sulín formaba parte de la expedición además de Luzuriaga. Imagínense el
recibimiento de las autoridades paraguayas cuando estos descolgados llegaron de
uniforme sin avisar a sagrada tierra guaraní de uniforme y con, supongo,
insolente cara de perdidos. Es fácil decir que los sacaron a los escobazos.
Dentro de ese periodo donde se
desencadenó el frustrado desembarco lúdico de la plana mayor del Capitán
Brizuela, uno de los vigías apostados era el gran flaco Cermelo.
El frustradísimo militar que era el
Sr. Jefe de Máquinas había organizado para esta frustrada excursión un
procedimiento de identificación para cuando volvieran, no sea cosa que los
audaces lagartos vinieran a copar el buque cual piratas del caribe, en busca de
jóvenes doncellas para raptar y gozar.
Casualmente, siendo radios, no
era para nosotros problema alguno desarrollar el procedimiento radioeléstrico
para identificar a la embarcación auxiliar que, peligrosamente, se acercaba a
nuestro femenino tesoro.
Cermelo con su voz nasal: Lancha que
se aproxima a buque Capitán Brizuela, identifíquese. Shhhhhhh, daba la
frecuencia con el squelch abierto. Naranja,
Cermelo repite: Lancha aproximándose a buque Capitán Brizuela, identifíquese:
Silencio del otro lado. Según
el procedimiento lo que continuaba era dar el tercer aviso y... cargar.
El flaco repitió el aviso, esperó un
poco y dijo por el HT: Cargo. Uds no se pueden imaginar con que nitidez se
escuchó el accionamiento de la corredera del Garand Berretta en la límpida y
fresca noche en las aguas del río Paraguay.
Tan nítido fue que hasta en la lancha
con el ruido del motor y las puteadas, se sintió un entrecortado y ansiosos,
“somos nosotros, somos nosotros la lancha del buque” con la voz de Rizzo.
De como un descolgado despertó a tres
giles.