En algún momento de la vida cada uno de nosotros hace un balance sobre que fue lo que hizo por el país para analizar "¿qué pais le vamos a dejar a nuestros hijos?"
Cada generación se ha preguntado, una y otra vez, lo mismo a lo largo del tiempo.
¿No será ese el error, pensar qué pais le vamos a dejar a nuestros hijos?
¿Creemos, sinceramente que en una generación, 25 años, cambiaremos lo suficiente como para generar un cambio sostenido y tendiente a mejorar?
Como una de las bases de la solución de muchos problemas nacionales está en la formación y educación, los plazos no pueden ser cortos. Son naturalmente extensos.
Hoy se me cruzó por la mente que quizás el pensamiento adecuado sería pensar que pais le vamos a entregar a nuestros bisnietos. Si, bisnietos. Marcar objetivos para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos.
¿Parece mucho? Es cierto, lo es pero si no empezamos a pensar y a ejecutar para generar cambios en especial en actitudes y pensamiento, marcar un camino siguiendo una luz de esperanza, estamos en el horno.
Un pueblo, una Nación se merece que sus dirigentes piensen más allá de los dos años, que es el plazo entre elecciones o en 4 años que es el periodo presidencial.
Los signos de cambios serían muy pequeños en una primera etapa y quizás poco espectaculares pero los objetivos serían muy ambiciosos.
miércoles, 16 de marzo de 2011
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