jueves, 14 de junio de 2012

Avería gruesa

Hay viajes que vienen cruzados y ese viaje, en particular, venía de costado como caballito de desfile.
Embarque en el Puerto de Buenos Aires, línea Extremo Oriente. Si allá, bien lejos o allá abajo de donde estás parado porque las antípodas de Buenos Aires se encuentran frente a la costa de Shanghai.
Embarques a las corridas, unos porque se quieren bajar desesperados después de 4 o 5 meses de estar fuera de casa y los otros, que no se resignan al largo viaje, quieren empezar cuanto con la fantasiosa idea  que antes empieza, antes termina. Falso, el navegante sabe cuando puede empezar un viaje pero nunca cuando puede terminar. Salvo en ELMA, cuyos tripulantes no sabían cuando terminaba  el viaje, cuando iniciaba y muchas veces ni siquiera sabía a donde iba y donde estaba.

El caso fue que la nueva dotación embarcó con la carga para el próximo viaje había empezado. Cambio de dotaciones, entrega de cargo, embarcar pilcha y efectos personales, revisar los equipos, ver que falta, que repuestos pedir, verificar frecuencias, en fin todo aquello que pudiese preverse para un largo viaje.

Así fue que cargaditos con miles de toneladas de productos del país, harina de carne, hueso y pluma, leche en polvo, miel, carne, pescado congelados, aceites vegetales y demás nos dirigimos hacia la consabida escala brasileña, casi nuestro segunda casa, Santos.

La estadía en Santos sirvió para completar la carga, cosa habitual en esas eras geológicas de las que estoy hablando.

Salimos por la mañanita santista con rumbo hacia Durban en la costa oriental sudafricana bañada por las aguas del océano Índico.

Fiel a viejas costumbres y con mayor entusiasmo al inicio del viaje, almorcé 1215 y luego 1240 me zambullí en la catrera para dormir una poderosa e inestimable siesta hasta las 1430 hs como para poder transmitir a las 1500hs la observación meteorológica a Pacheco Radio.
En el medio del profundo sueño, siento que me golpean enérgicamente la puerta. Me levanto abro la puerta y no había nadie. ¡Puta madre! recién empieza el viaje y ya empezamos con las jodas... Ma si!, sigo durmiendo, casi vestido y al buche de nuevo. ¡pam, pam, pam! otra vez salgo, nuevamente nadie, salí al pasillo a ver quien me iba a masticar como postre tardío o merienda anticipada. Ahí es cuando veo al mozo del Capitán, un gallego bastante alcahuetón entre paréntesis, y como comentario al margen, con la cara desencajada. ¿Qué pasa, Fulano?, mitad ladrido, mitad ruido de muelas crujiendo. "Jefe, Jefe, el Captán lu necesita en la Radio, qui tiene qui hablar cun Buenos Aires porque nus estamos hundiendo."

El buque seguía navegando, la máquina funcionaba normalmente pero la cara de miedo del Gallego no daba mucho lugar a dudas sobre la gravedad del tema, cualquiera fuese su origen o desarrollo.  Terminé de vestirme decentemente, mientras subía hacia la timonera puteando bajito, ¡otro abandono, no por favor! mucha mala leche tener dos naufragios en 7 años y en ELMA.
Antes de pasar por el puente y, como la Radio está de paso, prendí los dos transmisores para que fueran entrando en régimen. Lo veo al Capi, el Petiso I. y me confirma que estamos en una situación comprometida que tenía que hablar con la Empresa.
37 pies en proa, cuando lo normal hubiesen sido 30 o 32 pies la bodega 2 inexplicablemente inundada por arriba del entrepuente (el entrepuente es el entrepiso que hay entre el plan (piso) de la bodega y la escotilla (boca por donde se carga)).

Ese era la parte del problema que me correspondía como Jefe de Radio del buque y se lee en este otro relato.

 Entre pitos y flautas, averiguar que pasaba, ver las posibilidades de solución con nuestros medios, se hicieron cerca de las 1645 LT Baires y nuestra, que era la hora en que LSA Boca Radio emitía el PRESS y si no los enganchaba en esos minutos que quedaban, no tenía oportunidad hasta las 1815, con mucha suerte.

Las ventajas de haber trabajado en la costera, en ese momento fueron cruciales. 

Las estaciones costeras trabajaban con dos plantas separadas, para que la potencia de los transmisores no bloquearan la recepción, ya que se trabajaban en distintas bandas y frecuencias simultáneamente.

En LSA se monitoreaban las frecuencias de los transmisores desde la planta receptora.

En función de distancia, hora del día, potencia del transmisor, 1,5 kW en antena, en la banda de 12/13 MHz decía que era la indicada.

LSA5 era esa frecuencia. Como el reglamento de radiocomunicaciones permitía cualquier método necesario para comunicarse, más allá de las reglas, mientras escuchaba a ver si por casualidad, los muchachos hacían escucha en el segmento de llamada de la banda, acción que se anunciaba, los minutos pasaban.

A la mierda, con el sintetizador de frecuencia que me permitía poner la misma frecuencia que LSA 5. lo puse en esa, lo sintonicé y empecé a llamar LSA5 LSA5 LSA5 DE LRUF LRUF LRUF PSE K.

Varias veces. No sé como fue pero uno de los buques trabajando en otra frecuencia me escuchó y pudo avisarles.

El operador de LSA 5, era Jorge Impaglione, LU6EBA. Mecha cortita en sus días excelentes. En los otros, en su juventud, explosión inevitable ya.

LU5EE, Mario Lorenzo Togno, le avisa a Jorge, CHe el Catamarca ", está llamando sobre la frecuencia de LSA 5, fijate que le pasa.

Georgie, LRUF LRUF de LSA 5 LSA PSE QRT QRX primer QSX LTR PRESS.

LSA5 de LRUF, que primer QSX si nos estamos hundiendo UP Fone

y así conseguimos comunicarnos.


Así fue que pusimos proa al puerto más cercano que era la gloriosa Bahía de Guanabara con Río de Janeiro a sus pies.
Entre medio del despelote tratando de achicar (sacar el agua)de la bodega, buscando para ver si había un rumbo - agujero- en el casco, íbamos hacia Río de Janeiro. Comunicaciones a Buenos Aires, a Santos, durante la tarde para ver como solucionábamos tal bolonqui.

Así fue como llegamos a la Bahía de Guanabara a la espera de órdenes. En de mientras las bombas de achique seguían tirando al agua esa melma biodegradable de desagradable aroma.

Mientras estábamos al alcance del VHF, me puse a averiguar que había pasado. El Cabo de Mar era un correntino con el que había navegado en el B/M Tucumán mientras era Pilotín, el Cabezón A. originario de Goya,con el que teníamos largas guardias de charlas y donde cada uno conocía vida y obra del otro.
- Cabezón, ¿qué mierda pasó?
- Naa, mientras íbamos pal pañol de proa con el Contra, (otro correntino) le digo: "Che, ¿no te parece que hay un rruido rraro en la bodega 2?". El Contra se para y dice: "si". "¿Tenés la lliave para entrar a la bodega?" Si, la tenía. Abrimos el candado y la porta y ahí nomás vemos que un container estaba medio flotar en el entrepuente.
- ¿Y qué hicieron, Cabezón?
- Le dije andate pal puente avisar mientras yo voy preparando las bombas de achique de pañol, algo es algo.

Nadie sabía que corno había originado el sucedido. Cuestión de descular en el sumario.

La fecha en cuestión era Febrero. En Febrero cae, habitualmente, el Carnaval. Carnaval en Río. Independientemente de todo el rollo que se pueden estar armando en la cabezota, deseo aclarar que no es lo mismo Carnaval en Río que Carnaval fondeado en la bahía de Guanabara a 1000 m del ansiado muelle. 
Carnaval en Río es solo eso: Carnaval.

Otro Cabezón, OC era el inspector técnico en Santos, quien tuvo que venirse desde ahí para ver como carajo se solucionaba este puto entuerto.

Todas las propuestas que se barajaban, recibían la misma respuesta por parte del representante de la Agencia:" Ahhh, senhor Comandante. Infelizmente é Carnaval. Nao pode fazer naaada."

OC, con quien tengo 5 viajes hechos, no es conocido estrictamente por su paciencia. Levantaba presión, me miraba y me decía ¿qué mierda hacemos, Gordo?¿Qué le digo al Capi? El Petiso I. 

Mientras tanto el calor reinante, contribuía a la generosa fermentación de la harina de carne, hueso, pluma y no sé que poronga más fortaleciendo el olor a mierda de elefante con infección intestinal que provenía de nuestras entrañas barqueras.

Los lancheros dejaban a la gente que venía a bordo y se alejaban a barlovento pronunciando la siguientefrase: "O navio tein jeiro a merda, nao pode ficar perto de ele"
El buque tiene un olor a mierda que no me puedo quedar cerca de él.

Era absolutamente cierto. Para mejorar la situación reinante, la tripulación no podía bajar y el ruido de las escolas de samba nos rodeaba.  Para muchos era una tortura siniestra y cruel.

Anécdota adicional:
Esa noche cenamos todos juntos, acorde a la temperatura reinante, el plato principal de la cena era Ternerita a la Parisien con papas natural.
Estábamos casi todos sentados a la mesa, El Capi en una cabecera, yo en la otra, Primeros Oficiales, Comisario sentados, faltaba el Jefe de Máquinas, un ecuatoriano que hacía mucho navegaba en la compañía.
Mientras el mozo servía el plato principal a los comensales y ya casi terminando la repartija, le sirve al JMaq mientras yo pruebo la papa. La papa recién llegada de un húmedo infierno me quemó lengua y paladar provocándome lágrimas, manoteé el vaso de agua para atenuar la herida bucal mientras el JMaq, recién bañadito y presuroso pregunta inocentemente: ¿Qué tal, che, está rico?
Mientras terminaba de tragar el agua tibia le dije, gentilmente:"Muy rico, lástima que la papa está fría".
No va que, antes de sentarse, famélico y ansioso, se rebolea en su boca un pedazo de papa que humeaba.
Así como la papa entró, salió entre medio de las carcajadas de todos los presentes. Mientras él tomaba su correspondiente buche de agua fría y tragaba agua tibia, me putea, razonable y justificadamente de arriba hacia abajo y viceversa.
-Gordo sos un hijo de puta!!!!
- ¿Qué querés, qué me queme yo solo? le respondí entre medio de las sucesivas carcajadas.
-Ahora bien, yo seré un hijo de puta, pero nadie de los presentes dijo esta boca es mía para avisarte de la joda...

Por lo menos, nos distendimos un rato.

Sigamos con el relato de la aventura marítima principal. Seguimos un par de días más fondeados achicando la bodega, proponiendo y recibiendo sugerencias alocadas. Entre ellasdescargar mar afuera todaslas bolsas con el personal propio. Nada, infelizmente senhor Comandante, e carnaval. Nao pode fazer naaada.

Así es que nos llegó la orden de ELMA de regresar a Baires, allá fuimos y allá llegamos.Como los buques de traficantes de esclavos de los siglos XVIII y XIX, no se nos veía pero si se nos podía oler a varias millas a la redonda.

Nos dieron entrada directa, cabecera de Dársena B. cerquita del ingreso de Maipú. Normalmente cuando llega un buque, en el muelle habrá 10 personas relacionadas al movimiento del buque, los muchachos de Operaciones portuarias, alguien de la línea, los inspectores de Cubierta y Máquinas, la Aduana, la PNA y algún que otro familiar.

Miro la cabecera de la dársena y había una multitud, conté 50 personas. Si 50 personas entre ellas, PNA, los mencionados de operaciones portuarias, operaciones, inspecciones, etc, etc y un montón de gente de traje desconocida y entre ellas, el Interventor de ELMA, Don LSC.

Subió como tiro hasta la cubierta de oficiales, lo agarró al Comisario y al mozo del Capitán:
"Pibe, traete todo el mejor whisky que tengas para la cámara de oficiales." Lo agarra al mozo, lo mira, le dijo, le dice..., le dijo "No quiero ver un vaso vacío. Para picar nada. Me los ponés a todos en pedo que en un rato vengo para que firmen la Avería Gruesa.
Dicho y hecho, se declaró la avería gruesa, todos pagan.
El buque se descargó con una empresa especializada. Las bolsas de harina de carne levantaban 70-80°. Se Caían en el camino al Ceamse en Santo Domingo y nadie se las afanaba.
Nos intoxicamos todos, nos quedamos unos días, reemplazamos la carga averiada y nos fuimos nuevamente hacia Japón con otra plana mayor.

No hay nada que hacer, no hay problema que Juancito Caminador no pueda solucionar

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