Malditos los momentos de meditación,
ya que me doy cuenta de mi dimensión humana,
que no es lo mismo que mi humana dimensión.
Maldito el momento en que a alguien se le ocurrió,
que el trabajo era el castigo por el pecado original, porque es cierto.
Maldito el momento en el que no me dí cuenta
que la oportunidad pasaba ya que,
todo se revierte, salvo el transcurso del tiempo.
miércoles, 2 de abril de 2014
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