La vida es inevitable.
Una vez que se inició, corta, larga,
dura o beneficiada, nada importa
para merecerla.
Bendito aquel que puede expresar lo que vive,
bendito aquel que agradece en toda circunstancia,
bendito aquel que sirve a los demás.
La muerte es postergable, la vida no.
miércoles, 8 de enero de 2014
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