Fluye tinta por mi pluma
y por mis dedos manchados.
Fluye como sangre literaria,
aunque sean torpes palabras
y secas oraciones.
Fluye como ese pensamiento
que cae sin pausa, y con mucha prisa
para no terminar en la nada.
Tinta como sangre alimentas
la hoja del prístino papel
para que algo quede
de este hombre más allá
de su vida
y que escribe sin saber
el motivo de tal cosa.
Empieza como juego
y sigue sin freno cayendo
sin parar, como si la
gravedad se incrementase.
Fluye tinta, fluye sobre
la savia del árbol caído
transformado en blanco papel,
así las ideas, a través tuyo,
lo empapan y perduran.
martes, 14 de noviembre de 2017
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