Y el suave correr del vino,
entonaba las gargantas,
consiguiendo notas y alegrías
que la noche acurrucaba
mientras la luna seguía su camino.
El viento animó el fuego y
el
fuego la alegría y
disfrutando de la Madre Tierra,
allá en Salta, la linda,
los amigos cantaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario