miércoles, 12 de diciembre de 2012

Ruego

Es mi corazón el que se siente en la noche silenciosa. 
Infatigable, inexorable, eterno luchador de mi cuerpo pesado y mi mente enferma, dolida, acorralada por mil pensamientos simultáneos y contradictorios.
¿Dónde está esa claridad perdida? 
¿Cómo fue que partió esa Fe adquirida?
Fueron los hombres los que ahuyentaron mi esperanza, 
fueron los hombres los que fatigaron mis días con su egoísmo pertinaz, incansable y eterno.
¿Cómo regreso al camino abandonado? 
¿Cómo retomo la senda interrumpida?
¿Cómo vivo mi vida sin pasión? 
¿Cómo resisto la mezquindad humana y ajena? 
¿Cómo sigo el camino de Cristo?
¿Cómo abro mi alma para que el Espíritu entre y sea pleno mi yo en Él?
Dame fuerza, luz, guía, Señor
¿Dónde están Señor tus enseñanzas?
¿Por qué nos olvidamos de lo divino sumergiéndonos en la prescripción humana.
Los años fueron para olvidarte, Señor, pero estás ahí buscando nuestro permiso para que te ocupes de ganarnos. Amén.

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