lunes, 6 de julio de 2020

¿Pandemia?


Pasaban los dias sin cesar mientras el invierno se adentraba en nubes y precipitaciones, mientras el encierro perduraba sin esperanza de fin cercano.
En un principio, el cambio de situación, generaba algunos inconvenientes pero había una cantidad de ventajas en el encierro, ya fuese solitario o compartido, ocultas hasta ese momento, que compensaban con creces lo que se vivia.

Poco a poco las rutinas fueron cambiando, la intensa convivencia generaba situaciones extremas de discordia aletargada o de felicidad redescubierta. Se encontraron nuevos intereses en común, y un nuevo modo de compartir la intimidad y también del respeto de la intimidad del otro. Defectos, manías y obsesiones se desnudaron frente al otro y a su evaluación de costo beneficio en esa relación que, probablemente, se truncara.

Así fueron pasando los días, las semanas y empezaron a transcurrir los meses, ya que la meta se corría día a día, en virtud de los buenos resultados, que no acortaban el encierro. Extrañamente lo prolongaba.

La sensación de felicidad que se generó en un principio, al creerse a salvo fue mutando hacia una sensación de opresión y de engaño, donde se perdió el valor más importante: la confianza.
Nadie estaba preparado para un encierro tan prolongado aun cuando se arriesgase la vida frente a ese , si no se respetaba,

La gente empezó a modificar sus paradigmas de vida, empezó a entender que la calidad de vida prevalecía, con grandes beneficios, frente a una cantidad de años a vivir, en una situación insólita para la humanidad.

De a poco fueron pensando que la libertad era también poder elegir su propia muerte. 

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